
La relación del hombre con la naturaleza solo es posible a través de los sentidos. La experiencia del ser humano con las cosas nos permite entender y captar la esencia de estas. Tocar, oler, mirar, oír puede cambiar nuestro estado de ánimo, transformarlo y casi moldearlo. Cuando nuestro propio espíritu se contagia de la naturaleza, sin la violencia acostumbrada, nuestra propia existencia pasa a ser una proyección o quizás una prolongación de aquella.
Los planos donde Seraphine, en silencio, observa y huele, toca y escucha todo lo que le rodea demuestran que solo en su estado natural, solo desnudo y sin blindaje el ser humano puede crear.
Magnifica interpretación.
(v.m.)