Lido. Verano 2011

Dos horas después y dejando el libro sobre la mesita de café me levanté de la silla, la última silla de la hilera de ellas que cubría la acera frente al hotel.

Dejé también pasar la tarde y un billete de 1000 liras oculto bajo la factura que me entregó el camarero.


Todo, por un momento, pareció estar en orden.



Mientras me alejaba la inmensa arboleda del jardín iba ocultando a mi vista las filas de ventanas en el majestuoso hotel, finalmente desapareció.



Hasta pronto Aschenbach.





Hotel des Bains. Lido.
Verano 2011.