El graduado
En inquietos sueños caminé a solas,
Por pequeñas calles empedradas
Bajo el resplandor de una farola,
Volví la cara hacia el frío y la humedad
Y entonces mis ojos fueron apuñalados
Por el destello de una luz de neón
Que rasgó la noche
Y rozó los sonidos del silencio.
Y en la desnuda luz yo vi
A diez mil personas o tal vez más.
Gente que charlaba sin hablar,
Gente que oía sin escuchar,
Gente que escribía canciones
Que ninguna voz jamás compartiría,
y ninguno se atrevió a perturbar
los sonidos del silencio.