Bird



Ven a llenar la copa, y en el fuego de la primavera deshazte del arrepentimiento del invierno. Al pájaro del tiempo ya le queda poco que revolotear y sin embargo sigue volando.

La Señora Parker empujó la puerta del cuarto de baño repetidas veces. Nada se oía tras ella.
Finalmente la madera del perfil que sujetaba la cerradura cedió y la puerta rasgó el aire hasta dar con el cuerpo que gemía, contraído, en el suelo.

El contenido de un frasco de cristal cuyo tapón rodó hasta una de las esquinas del cuarto de baño había deleitado por un momento la mente de Charlie, y esta, reflejada en el espejo hacía tan solo unos minutos consagró, como un fantasma, su liberación.

Los ojos de la Señora Parker no dejaron de mirarle durante un rato. Sus manos apretaban el delantal a rayas que circundaba sus delgadas caderas.

Finalmente levantó la vista diciendo:
“ Que imbecil, ahora tendré que llamar a la ambulancia “.